Banco de pruebas del Tocadiscos alemán AMG Giro

Probamos un tocadiscos de origen alemán, de mecanizados perfectos y una aparente sencillez que esconde muy altas prestaciones

El vinilo está más vivo que nunca, y la oferta de platos y componentes para ellos se amplía cada día. AMG no es una marca nueva, cumplieron su primera década, aunque llevan fabricando componentes para platos desde los años noventa. Sus siglas dejan claro a qué se dedican y de dónde son: «Analog Manufaktur Germany» (manufactura analógica alemana). Su experiencia en mecánica de precisión y aeronáutica les ha llevado a crear en su central en Bavaria platos con personalidad, que confieso me encantan, con una gran sencillez aparente y una excelente musicalidad. Importados y distribuidos en España por Alma Audio, su responsable Jorge Castellano es un gran conocedor de la marca y de la reproducción analógica: de su mano hemos probado el AMG Giro, el modelo más sencillo de esta marca de absoluta referencia.

Descripción

El AMG Giro esconde algunas sorpresas, pero no engaña con lo que vemos a simple vista: es un plato bastante sencillo, sin suspensiones, y que basa su excelente rendimiento en la precisión de sus piezas y en la combinación de materiales elegidos para cada una. Algunos puntos clave los comparte con su hermano mayor, el plato tope de gama de AMG (Viella V12), como el diseño del rodamiento principal, un eje de mecanizado súper fino con un sistema interno hidrodinámico en aceite.

El platter es del mismo diseño, pero más compacto y también mecanizado en Delrin, y el motor está alojado debajo y transmite su movimiento con una correa que no está a la vista. El propio motor es de muy bajo ruido y usa una alimentación externa que lo aisla de irregularidades en la red, manteniendo un giro perfecto (lo probamos con la alimentación opcional mejorada). Por arriba, un ingenioso sistema presiona los discos contra la superficie del platter totalmente planos y acoplados a éste.

El brazo, incluido en el precio del plato Giro completo (7.900 euros), es de 9 pulgadas modelo propio 9W2 y que es una copia a escala del 12J2 del Viella. Usa el mismo tipo de movimiento, un unipivot con patente propia y que permite todos los ajustes con cierta sencillez (ingenioso y preciso), ideal para sacar lo mejor de cada cápsula. En esta prueba montaba una cápsula también AMG, la Teatro MC. La base, mecanizada en aluminio aeronáutico, incluye dos botones para seleccionar la velocidad a través de la alimentación (33 o 45 rpm).

El resto del equipo lo componían amplificación húngara Qualiton a válvulas, también importada por Alma Audio. Concretamente, su excelente previo Phono de válvulas (lleva cuatro ECC83 y dos E88CC) con tarjeta MC para esa cápsula, y el integrado A50i que montaba válvulas de potencia KT150 en esta ocasión. Qualiton es una empresa que empezó en sonido profesional y cuyos excelentes productos merecerán algún Banco próximamente.

Sonido

Además de gustarnos estéticamente, nos llamaron la atención las ingeniosas soluciones del AMG Giro: cómo se ajustan todas las variables del brazo y cápsula (muchos platos de alta gama están limitados o son muy complejos) o el sistema de fijación del disco de vinilo, presionado sobre el platter y perfectamente plano. Todo esto permite a la hora de la verdad una lectura óptima de la aguja y si le sumamos el motor y su precisa alimentación externa, o el suave sistema de rodamiento, tenemos los ingredientes para disfrutar al máximo de cada vinilo.

Y así lo hicimos, disco tras disco, durante nuestra prueba. Hay aficionados a quienes gusta el vinilo porque su tocadiscos suaviza la música, a costa de perder detalles: muy al contrario, el AMG Giro «levanta» las notas y nos ofrece un sonido transparente y detallado, incluso más parecido al de una fuente digital por su pureza, pero con ese timbre y musicalidad que por ahora parecen reservados a la reproducción analógica pura. Cuando es de tanta calidad como en este caso, hay que aplaudirla.