La forma de consumir música ha experimentado cambios tan importantes como los propios gustos musicales de los consumidores. Música de los 50, 60 y otras décadas han ido evolucionando hasta llegar a toda la variedad de música de la que disfrutamos en la actualidad.
Pero este cambio no sólo se ha vivido en el tipo de música, sino también en la forma en que la consumimos. Primero, la tónica predominante en los años 60 y 70 en todas las fiestas fueron los tocadiscos que poco a poco fueron dando paso a las cintas de casete en los 80, con la ventaja de poder escucharse en muchos más lugares gracias a los aparatos que fueron surgiendo, como el revolucionario Walkman que permitía escuchar música incluso mientras hacíamos deporte, montábamos en bici o viajábamos. El único límite que parecía haber entonces era el de la propia duración de las pilas, ya que siempre acabábamos escuchando la música a menos revoluciones hasta que podíamos ir al supermercado a reponerlas.
Poco después, hicieron aparición los CD, los famosos discos compactos que supusieron una nueva revolución y a mediados de los 90 llegó un nuevo formato digital para el consumo de música, el formato MP3. Y ya han pasado 25 años desde que nos llegara, originaria de Alemania, esta extensión de archivo creada con el estándar ISO/IEC 11172-3, comúnmente conocido como MP3, tipo de archivo que dio inicio a la era de la música moderna.
La idea era simple en el planteamiento: hacer accesible la música digital, comprimir los archivos de audio de manera que usaran menos datos y sin pérdida de calidad perceptible por el oído humano. Lo complicado era hacerlo realidad. Como el oído humano no puede procesar toda la información recibida y además hay rangos no audibles en nuestra especie, eliminar esta información a la hora de comprimir los archivos de audio mediante métodos de compresión como MPEG, permitió hacerlo posible y se abrió el camino a la posibilidad de descargar música.
Soluciones de red doméstica de Devolo en la era del streaming
Al principio este tipo de formato sólo podía ser reproducido por un ordenador, pero pronto llegaron los primeros reproductores MP3 portátiles, que posteriormente han sido prácticamente sustituidos en nuestro día a día por los smartphones, que han asumido el papel de reproductores de MP3, y se ha popularizado con ellos también la era del streaming de música. Pero para disfrutar de una buena sesión de música en streaming, hace falta un Wi-Fi seguro, es decir, una línea estable y una cobertura Wi-Fi perfecta en toda la casa. Afortunadamente, las soluciones de red doméstica de Devolo, gracias a las conexiones estables de Wi-Fi Mesh combinadas con la última tecnología Powerline, permiten convertir la línea eléctrica en una autopista de datos y con ello poder disfrutar sin ningún tipo de interrupción de la música desde el ático hasta el jardín pues devolo Mesh WiFi 2 proporciona una red estable para toda la familia y en todo el hogar.