REPORTAJE: El trabajo del colorista

Director, director de fotografía y colorista, son los profesionales que definen el aspecto visual de una producción audiovisual, trabajando habitualmente en equipo.

La habilidad del colorista se manifiesta en imágenes que por sí solas son capaces de generar sentimientos y emociones en el espectador.

EL TRABAJO DEL COLORISTA

Estamos acostumbrados a leer en la publicidad de muchos modelos de televisores, que su objetivo es respetar la visión del creador al reproducir las imágenes. ¿Quién es el creador de una obra audiovisual? En el caso de una película o serie, es el director. Pero el director no trabaja solo, y a la hora de plasmar en imágenes su idea, es imprescindible la colaboración del director de fotografía y el colorista, o encargado de llevar a cabo la corrección de color. El director de fotografía establece el ambiente lumínico de la escena, la composición, el encuadre y todo lo referente a la toma de imágenes en la localización. Pero lo mismo que ocurre en una fotografía en RAW, el aspecto definitivo de la imagen no se manifiesta hasta llevar a cabo la corrección de color. Además, la corrección de color no es un proceso que afecte solo a la calidad técnica de las imágenes, sino que además supone un trabajo creativo, ya que de la misma forma que el montador hace que las imágenes cuenten la historia y aporta fluidez dramática a la misma, el colorista es capaz de evocar emociones en el espectador manipulando visualmente las imágenes. Siempre a las órdenes del director, y en coordinación con el director de fotografía, que tienen que aprobar su trabajo.

ETALONAJE

En la actualidad, toda la corrección de color se realiza con programas informáticos, algunos de gran calidad y gratuitos, como DaVinci Resolve, que ha puesto la corrección en manos de cualquiera que se disponga a ello. Pero al principio, se trataba de un trabajo puramente físico-químico que se realizaba a partir de los negativos de cámara. En aquellos tiempos, el proceso se conocía con el nombre de “etalonaje”, término que también se utiliza hoy en día.

El etalonaje tiene diversos objetivos. Uno de ellos es desarrollar el contenido que sale de cámara para convertirlo en una imagen que pueda verse con la finalidad de editarla y finalizarla. También, obtener la mejor apariencia posible para cada clip, de tal forma que se ajuste a la idea del director. En este proceso, se aprovecha para solucionar inconsistencias de exposición o balance de blancos que no se pudieron corregir durante el rodaje. Además, permite que las imágenes cumplan el control de calidad, y se mantengan dentro de los límites específicos de luminancia, crominancia y espectro cromático que deben respetarse. También sirve para realizar un balance de escenas. Las grabaciones pueden proceder de diferentes cámaras, o de una sola, pero rodando en días diferentes y en diferentes condiciones de luz. La corrección de color sirve para igualar el aspecto de todas las escenas a lo largo de la producción y eliminar esas diferencias. Habremos logrado este objetivo si cada toma tiene la misma apariencia, y los ajustes de color y contraste fluyen imperceptiblemente de un clip a otro. Para finalizar, y no menos importante que todos los demás, el etalonaje permite añadir un estilo personalizado, dando a la imagen una estética radicalmente diferente.

A nadie se nos escapa que la gran mayoría de las películas o series tienen un aspecto visual muy cuidado y particular. El trabajo del colorista, junto con el director de fotografía, crea una atmósfera especial para cada producción audiovisual, definida por el director. Por eso tenemos que hacer abstracción de la publicidad de los televisores cuando nos anuncian “colores reales como la vida misma”, o colores vívidos e intensos. Al fin y al cabo, la intención del director, plasmada por el colorista, nunca, o casi nunca, es ser fiel a la realidad. Sino crear su propio mundo, y estimular la imaginación del espectador, generando en él diferentes sentimientos y estados de ánimo.

Si se quiere generar tristeza, utilizará colores fríos (azules) y apagados. La felicidad y la alegría se expresarán con variedad de colores vivos y alegres. El agobio del desierto o de mundos en destrucción encontrarán su mejor expresión en colores cálidos o naranjas. Así mismo, el director y el colorista definirán una paleta de colores que se utilizará en toda la producción, y le impondrá un sello personal y complementará el tono de la acción y el argumento.

Herramientas del colorista

La mejor herramienta del colorista es su capacidad y experiencia para valorar las gamas de colores y tonos, y su sensibilidad para aplicar paletas de colores acorde con el estado de ánimo que pretende trasladar la historia. O bien, para interpretar y materializar en colores la intención del director y del director de fotografía, con los que trabaja codo a codo. En el plano físico se trabaja con software especializado, siendo necesario, para su manejo, un perfecto conocimiento de teoría del color, y de cómo funciona físicamente la percepción del color por el ojo humano, y la forma en que se codifica en los diferentes formatos de archivo de video con los que se puede encontrar en su trabajo.

En la práctica, el software especializado es como cualquier otro software de ordenador. Todos los programas de edición de vídeo tienen su correspondiente módulo dedicada a la corrección de color. Pero también hay software dedicado que se limita a este cometido. Aunque se puede trabajar con este tipo de software tan solo con el teclado y el ratón, los mejores programas funcionan, además, con consolas de hardware especializado para facilitar la labor del colorista. Trabajar sobre el color en tiempo real en archivos RAW de alta calidad, ideales para producir el master a partir del cual se tirarán las copias posteriores para su distribución, requieren ordenadores con enorme capacidad de proceso, que se basa sobre todo en GPU o procesadores gráficos de la mejor calidad y potencia.

 

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