OPINION MORENO 356: Televisor… quién te ha visto y quién te ve

Los que ya tenemos una edad y hemos vivido la televisión desde sus inicios, nos damos cuenta de que el papel de este electrodoméstico en el hogar ha cambiado enormemente. Mi primer recuerdo, siendo un crío de muy pocos años, de ver la televisión tuvo lugar en la casa de unas de las personas más ricas de mi pueblo en tiempos de la posguerra.

La tele estaba “enterrada” en un aparatoso mueble con una puerta de cristal que se cerraba protegiendo el televisor. Mi primera reacción, puesto que estaba viendo un partido de fútbol, fue pedir que cerraran la puerta para que el balón no se escapara del campo de futbol hasta el salón. Hoy suena ridículo, pero fue una reacción no muy diferente de la de los primeros espectadores de una película de cine huyendo despavoridos al contemplar la “llegada del tren” de los hermanos Lumiére en Paris.

En los inicios de la televisión, su calidad era lamentable si lo comparamos con lo que es hoy día. Pero la posibilidad de disfrutar con un programa de televisión era mucho más excitante que lo que es hoy. La programación era escasa y con pocas o nulas posibilidades de elegir, con dos cadenas, una de las cuales mucha gente ni recibía. Esperar al viernes por la tarde a ver el programa de moda, como el histórico “Un, Dos, Tres, Responda otra vez”, tenía el poder de reunir a toda la familia en torno al televisor y poder compartir la velada todos juntos, disfrutando del mismo contenido. Era algo así como el fuego de campamento de las tribus primitivas. La jornada terminaba no en torno al fuego, sino alrededor del televisor. Hoy en día ya no es eso. Las teles tienen una tecnología impresionante, con una calidad de imagen y sonido sencillamente perfecta.

Pero ya no congrega a la familia en torno suyo. Quizás sí en las contadas ocasiones en que se celebre un partido de fútbol de la máxima rivalidad que provoca una reunión de amigos en torno al televisor y las cervezas. Pero en el día a día, la disponibilidad de contenidos que no se limitan al televisor, sino que también se extienden al dispositivo móvil, divide a la unidad familiar en lugar de unirla. Es de lo más frecuente que la tele esté encendida sin que nadie le preste la más mínima atención, porque cada uno está a lo suyo: su contenido, su smartphone o su tableta.

ACERCA DEL AUTOR