¿Cinematografía desde un móvil?

Si hace unos años me dicen que voy a estar defendiendo la cinematografía realizada con un smartphone, no me lo creería. Pero las cosas han cambiado mucho.

Si bien es cierto que gran parte de la popularidad de los smartphones se debe a su capacidad para sacar fotos de gran calidad, cada vez mejores, no es menos cierto, aunque quizás menos popular, que también pueden grabar excelentes vídeos. No obstante, esta opción queda casi siempre limitada a la grabación de vídeos para redes sociales, en modo totalmente automático y, como pasa con las fotos, con una actitud de meramente apuntar y grabar.

Pero poco a poco va ganando terreno la opinión de que estos dispositivos móviles pueden servir para rodar incluso películas en formato digital, con inclusiones atrevidas, pero exitosas, en el mundo profesional. ¿Y por qué no? Tan solo hay que plantearse unas pocas cuestiones características del ámbito profesional y configurar el dispositivo móvil para darles respuesta y hacer grandes vídeos. Ah, y olvídate de zoom. Algunas publicaciones destacan el zoom de un smartphone como una de sus grandes cualidades. Un zoom de muchos aumentos es un engorro para el cine digital, a no ser que quieras grabar deportes, naturaleza, o espiar a tus vecinos de enfrente. El zoom es el elemento más sobrevalorado y de menos uso para grabar en condiciones normales.

El móvil como cámara de vídeo

La mejora de los objetivos de los smartphones y de los sensores asociados a los mismos se encuentran en un proceso de constante mejora que se traduce en resultados espectaculares. El reto que supone meter en una caja tan pequeña y delgada dos, tres o incluso cuatro lentes, con sus correspondientes sensores, obliga a los ingenieros a buscar soluciones eficaces. Y lo van consiguiendo.

No hay duda de que un smartphone no puede llegar nunca a la calidad de imagen de una cámara de cine digital, ni de una cámara de fotos digital que grabe vídeo, ni tampoco ofrecer la ergonomía, la facilidad de uso ni las opciones de una cámara de vídeo o cine “de verdad”. Pero es una realidad que, conociendo las posibilidades técnicas y narrativas del dispositivo y rodando dentro de estos parámetros y sin desbordar sus capacidades, se trata de una herramienta muy interesante, con la que se pueden lograr resultados asombrosos, a un coste que depende del smartphone que estemos utilizando.

Smartphones de cine

Aunque cualquier smartphone nos puede servir para hacer pinitos en el ámbito del cine digital, hay algunos que han sido concebidos con esta función en mente. Uno de estos es el iPhone 13 Pro y su hermano mayor Pro Max. Estos dispositivos están concebidos con cámaras de gran calidad, repletas de funciones y opciones de procesamiento. Pero voy a ser un hereje y dar un consejo: olvídate de su aplicación de cámara, al menos si quieres grabar como un profesional. Luego diré por qué. Lo que interesa de este smartphone es su capacidad para grabar en ProRes. Esto es un sueño para los profesionales. ProRes es uno de los mejores, sino el mejor, códec de grabación y distribución de vídeo, que ofrece una gran calidad, además de ser muy eficiente en la edición de vídeo y en los procesos de postproducción. Eso sí, los archivos que genera son enormes, con lo cual hay que adquirir un iPhone 13 bien cargadito de gigas, y si es el de un Tera, mejor.

En el mundo Android, una de las mejores opciones es el Sony Xperia 1 III. Se trata de un smartphone que incorpora muchas de las tecnologías de las afamadas cámaras de la serie Alpha. Tiene cuatro objetivos, con dos angulares, un tele moderado y un tele de 105 mm que ya se hace grande y algo incómodo (usar el tele con el móvil en las manos son vibraciones en la imagen aseguradas). Además, graba en HEVC H.265 y HDR (el iPhone 15 también lo hace) y tiene un modo de grabación que imita el aspecto de las grabaciones de la VENICE, una cámara de cine digital muy afamada.

Aunque, como repito, otros smartphones podrían ser muy adecuados, estos dos mencionados son un excelente punto de partida, si nuestro presupuesto lo permite.

Completando el ecosistema de cinematografía móvil

A la hora de rodar, el smartphone puede complementarse con un montón de dispositivos periféricos que harían que incluso su aspecto externo se aproximara al de una cámara de verdad. No voy a entrar en esos detalles, pero sí en aconsejar el uso de un complemento que me parece imprescindible: el gimbal. Hay muchos modelos de gimbal (soporte de mano estabilizado) para smartphone. Su uso añade un plus de manejabilidad al smartphone, a la vez que permite movimientos muy suaves. Algunos incluyen prestaciones avanzadas que hacen posible incluso manejar las funciones de la cámara, incluyendo el enfoque.

Y aunque no es imprescindible, también podemos ganar mucho si cambiamos la app de cámara de vídeo por defecto por otra mejor, como menciono más arriba. Que las hay.

Una opción muy recomendable es instalar Filmic Pro. Esta app es exclusiva para grabación de vídeo. Nació como una app para exprimir en los iPhone todas sus capacidades de grabación de vídeo. Pero en la actualidad hay versión también para Android. Las posibilidades de la app dependen de las del móvil donde se instale. Pero tiene un repertorio de funciones totalmente profesionales y únicas en una app de este tipo. La prioridad de la app son los ajustes manuales y el control del dispositivo trabajando de esta manera. No en vano es una app creada por profesionales del vídeo y de la imagen digital.

La postproducción

La grabación es solo el primer paso de la producción de una película. Después de la grabación hay que editar lo grabado y postproducirlo. La postproducción implica el montaje del vídeo, la corrección del color y la edición del sonido, con la inclusión de bandas sonoras y efectos de audio si fuera necesario. Estos pasos no difieren de los que habría que dar si se hubiera grabado con una cámara “de verdad”. La calidad final va a depender en gran manera de lo que hayamos conseguido con el smartphone.

Si hemos tenido la suerte de grabar en ProRes, los resultados pueden ser excelentes. En el caso de que la grabación sea en H.264 o H.265, el hecho de partir de archivos comprimidos nos va a limitar un tanto las posibilidades. Por eso no hay que descartar una “locura” que personalmente ya he probado. ¿Por qué no conectar el smartphone, de la marca que sea, desde su salida HDMI (si la tiene) y grabar en un grabador externo, como el Video Assist de BlackMagic, en ProRes, y obtener así una calidad de video inmejorable? Y al mismo tiempo dispondremos un monitor de grabación de tamaño considerable.

Para editar y postproducir los vídeos, nada mejor que una de las aplicaciones que mencionamos en el Area Tech de la revista ON OFF. Los resultados de cine están asegurados.

 

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