Banco de pruebas: Cajas acústicas Wharfedale Diamond 12.2

Es el mayor de los monitores de estantería de la reencarnación de la considerada como una de las gamas de cajas acústicas de mayor éxito de la historia de la Hi-Fi, un producto muy cuidado y asequible que impacta por su versatilidad

Llevamos ya varios meses probando para ustedes modelos elegidos del que sin duda es uno de los catálogos de cajas acústicas más interesantes, completos y accesibles del panorama mundial: el de la muy veterana firma británica Wharfedale, una de las primeras marcas del sector del audio que contribuyeron a acuñar el todavía muy respetado “sonido inglés”. En esta ocasión, le toca el turno a un monitor de estantería integrado en la propuesta más reciente de la firma fundada por el legendario Gilbert Briggs en 1933: la Serie Diamond 12, versión actualizada de la Serie Diamond, que la influyente publicación especializada británica What Hi-Fi? ensalzó como una de las familias de cajas acústicas de mayor éxito de todos los tiempos. En concreto, analizamos para ustedes el modelo Diamond 12.2, que consideramos idóneo para iniciarse en Alta Fidelidad al mejor precio con las máximas garantías.

Minimalismo formal, que no en tecnología

Con la estética clásica que cabe esperar de una caja acústica de su linaje, la Diamond 12.2 es una caja acústica aparentemente sencilla que sin embargo esconde una dotación de refinamientos técnicos poco usuales en un producto de su precio como consecuencia de la estrecha colaboración entre Wharfedale y el bufete de Karl-Heinz Fink -uno de los diseñadores de sistemas de altavoces más respetados del mundo- que la ha hecho posible. Varias son las innovaciones de ingeniería incorporadas en nuestra invitada, siendo la primera de ellas el Klarity, un material de nueva generación muy ligero y rígido empleado en el cono  del “midwoofer” que combina polipropileno y mica con una suspensión poco amortiguada para ofrecer simultáneamente baja coloración, elevada velocidad de respuesta y una curva tonal extremadamente lineal. A ello hay que añadir un motor magnético de alta precisión equipado con un anillo de compensación fabricado en aluminio para minimizar el efecto de las variaciones en la inductancia a medida que la bobina móvil –devanada alrededor de un soporte de fibra de vidrio y epoxy que reduce sustancialmente las corrientes turbulentas- se desplaza, lo que a su vez contribuye a reducir de manera drástica la distorsión por intermodulación generada por el mencionado motor.

La segunda innovación significativa de la Diamond 12.2 la encontramos en el altavoz de agudos que combina una cúpula de fibras de poliéster entrelazadas con revestimiento especial y un motor magnético optimizado para maximizar la dispersión y minimizar la compresión dinámica. Por su parte, la placa frontal que acompaña al mencionado transductor ha sido diseñada para exponer la cúpula lo menos posible gracias a una estructura que equilibra la carga acústica y mejora el registro correspondiente al nivel de presión sonora.

Uno de los elementos más significativos de la Diamond 12.2 es el nivel de sofisticación técnica –para un producto de su precio- de los altavoces que incorpora, fruto de las economías de escala que permite la integración en un conglomerado con la potencia industrial de IAG (International Audio Group)

Especialmente relevante es el diseño de la circuitería encargada de armonizar los altavoces que acabamos de describir, es decir el filtro divisor de frecuencias. Basada en una topología acústica exclusiva, la citada circuitería incluye además componentes habituales en cajas acústicas de precio muy superior –caso de las bobinas con núcleo de aire- para obtener un sonido ágil, transparente y libre de distorsión. Ya para finalizar, de la Diamond 12.2 hay que destacar otro elemento de ingeniería clave: la construcción de su recinto, que combina paneles de madera multicapa con el sistema de refuerzos internos “Sport Bracing” de Wharfedale, modelado mediante simulación por ordenador para minimizar la transmisión de resonancias y lograr de este modo una mezcla de precisión, equilibrio y calidez de la que carecen la mayoría de diseños de este precio. ¿Puntos débiles? Pocos, la verdad, si tenemos en cuenta –insisto en ello- el precio de nuestra invitada como no sea la necesidad de cuidar la potencia del amplificador asociado y, para mi gusto, la obligatoriedad de adquirir soportes de suelo dedicados si de verdad queremos que la Wharfedale dé lo mejor de sí.

VALORACIÓN ONOFF

+Sonido preciso y sorprendentemente cálido, sobre todo en estéreo.

+Curva tonal extremadamente equilibrada para una caja acústica de este tamaño.

+Refinamiento técnico de los transductores empleados, en especial el “midwoofer”.

+Calidad constructiva de gran nivel, destacando el sistema de refuerzos internos.

+Doble dotación de terminales de conexión para facilitar el bicableado.

+Gran polivalencia música/cine para tratarse de un producto con ADN estereofónico.

-Sensibilidad algo baja que obliga a cuidar la potencia del amplificador asociado.

-Necesidad de utilizar soportes dedicados para optimizar las prestaciones.

VALORACIÓN

CONSTRUCCIÓN: ****

DISEÑO: ****

PRESTACIONES: ****

CALIDAD SONORA: ****

CALIDAD/PRECIO: *****

CARACTERÍSTICAS

  • CONFIGURACIÓN: monitor de estantería bass-reflex de 2 vías/2 altavoces
  • ALTAVOCES: 1 “midwoofer” de 165 mm de diámetro y 1 tweeter de cúpula de 25 mm
  • RESPUESTA EN FRECUENCIA: 50-22.000 Hz, +/-3 dB
  • SENSIBILIDAD: 88 dB/W/m
  • IMPEDANCIA NOMINAL: 8 ohmios (mínima de 4 ohmios)
  • POTENCIA DEL AMPLIFICADOR ASOCIADO: 20-120 W continuos
  • DIMENSIONES: 200x335x285 mm (An x Al x P)
  • PESO: 8’2 kg
  • WEB DISTRIBUIDOR: sarte-audio.com
  • PVP: 479 euros (pareja)

 

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